La OMS calcula que 1100 millones de jóvenes podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición. Todo esto debido a prácticas auditivas perjudiciales. Los seres humanos están acostumbrados a subir el volumen. Acciones como frecuentar bares ruidosos y asistir a conciertos son comunes en la vida actual. A la fecha de hoy la gran mayoría no se da cuenta de los efectos de la música alta.