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Descubre Cómo el Ajo Supera a los Antibióticos con su Potente Poder Natural

Las hierbas anteriores que he descrito han trabajado principalmente para fortalecer las defensas naturales del cuerpo contra las infecciones en lugar de atacar a los microorganismos en sí. El ajo también hace esto, pero con el ajo tenemos una planta que es un verdadero antibiótico. Puede matar efectivamente las bacterias, virus, parásitos, hongos y levaduras, incluidos muchos que causan enfermedades graves en los seres humanos.
El poder del ajo como antibiótico
El ajo es un antibiótico de amplio espectro que mata una gran variedad de bacterias. Muchos antibióticos farmacéuticos matan sólo una pequeña variedad de estos gérmenes. El doctor Táriq Abdullá, un destacado investigador del ajo, afirmó en la edición de agosto de 1987 de la publicación Prevención: «El ajo tiene el espectro más amplio de cualquier sustancia antimicrobiana que conocemos. Es antibacteriano, antifúngico, antiparasitario, anti protozoario y antiviral.»
Esta propiedad pertenece a la alicina, un constituyente del ajo que se libera al cortar un diente de ajo. Este es el químico que le da al ajo fresco su fuerte sabor picante y se necesita usar ajo fresco para obtener un efecto antibiótico confiable. Los polvos comerciales y otros productos no funcionarán para aplicaciones directas. El ajo parece tener actividad antibiótica ya sea que se tome internamente o se aplique tópicamente. Los investigadores encontraron que la orina y el suero sanguíneo de los sujetos humanos que tomaban ajo tenían actividad contra los hongos.
Actividad antiviral
Una debilidad de los antibióticos convencionales es que no son efectivos contra las infecciones virales. Es por eso que no funcionan contra el resfriado común o la gripe, tampoco funcionan contra algunas infecciones virales graves como la meningitis viral, la neumonía viral o las infecciones por herpes. Los componentes del ajo matarán directamente la influenza, el herpes, la viruela, el virus de la estomatitis vesicular, responsable del herpes, y el citomegalovirus humano, una fuente común de infección secundaria en el sida.
