¿Qué debes saber sobre la nueva subvariante de COVID que amenaza a los vacunados?

La pandemia de COVID-19 ha traído consigo una serie de variantes y subvariantes del virus SARS-CoV-2, que han generado preocupación y desafíos para la salud pública mundial. Una de las más recientes es la subvariante EG.5.1, que se originó a partir de la variante ómicron, y que ha mostrado una rápida expansión en algunos países, especialmente en Estados Unidos y Reino Unido.

¿Qué sabemos sobre esta nueva subvariante? ¿Qué riesgos implica para las personas vacunadas? ¿Qué medidas se deben tomar para prevenir y controlar su propagación? En este artículo, intentaremos responder a estas y otras preguntas, con base en la evidencia científica disponible y las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

¿Qué es la subvariante EG.5.1 y cómo se diferencia de la variante ómicron?

La subvariante EG.5.1, también conocida como ‘eris’, es una de las múltiples descendientes de la variante ómicron, que fue detectada por primera vez en Sudáfrica en noviembre de 2021. La variante ómicron se caracteriza por tener más de 50 mutaciones en la proteína de la espícula, que es la que le permite al virus entrar en las células humanas. Algunas de estas mutaciones podrían aumentar la transmisibilidad, la evasión inmunológica y la resistencia a los anticuerpos generados por las vacunas o las infecciones previas.

La subvariante EG.5.1 se diferencia de la variante ómicron por tener tres mutaciones adicionales en la proteína de la espícula: E484K, N501Y y P681H. Estas mutaciones ya se habían observado en otras variantes de preocupación, como la alfa, la beta y la delta, y se asocian con una mayor capacidad de infectar y escapar de la respuesta inmune. Sin embargo, aún no se ha determinado el impacto real de estas mutaciones en la subvariante EG.5.1, ni si confieren alguna ventaja sobre la variante ómicron.

¿Qué tan extendida está la subvariante EG.5.1 y qué riesgos representa?

La subvariante EG.5.1 fue reportada por primera vez en el Reino Unido el 23 de diciembre de 2021, y desde entonces ha aumentado su frecuencia relativa en ese país, llegando a representar el 14.6 % de los casos de COVID-19 registrados hasta el 26 de febrero de 2024, según la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés). La subvariante EG.5.1 también se ha detectado en otros 16 países, incluyendo Estados Unidos, donde se ha convertido en la subvariante dominante, con un 17 % de los casos, según los datos del Consorcio de Vigilancia Genómica del SARS-CoV-2 (GISAID, por sus siglas en inglés).

El aumento de la prevalencia de la subvariante EG.5.1 sugiere que podría tener una mayor transmisibilidad que la variante ómicron, pero aún no hay evidencia concluyente al respecto. Tampoco se sabe si la subvariante EG.5.1 causa una enfermedad más severa o tiene un mayor impacto en la efectividad de las vacunas. Sin embargo, algunos estudios preliminares indican que las mutaciones presentes en la subvariante EG.5.1 podrían reducir la neutralización de los anticuerpos inducidos por las vacunas o las infecciones naturales, lo que podría aumentar el riesgo de reinfección o de infección sintomática en las personas vacunadas.

Por lo tanto, la subvariante EG.5.1 representa un potencial riesgo para la salud pública, y requiere de una vigilancia y un monitoreo constantes por parte de las autoridades sanitarias y los laboratorios de referencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a la subvariante EG.5.1 como una ‘variante de interés’, y ha asignado el nombre provisional de ‘eris’, siguiendo el alfabeto griego. La OMS también ha instado a los países a fortalecer sus sistemas de secuenciación genómica y de rastreo de contactos, para identificar y contener los brotes de la subvariante EG.5.1.

¿Qué medidas se deben tomar para prevenir y controlar la subvariante EG.5.1?

Ante la emergencia de la subvariante EG.5.1, es importante reforzar las medidas de prevención y control que han demostrado ser efectivas contra el COVID-19, tanto a nivel individual como colectivo. Estas medidas incluyen:

• Usar correctamente el cubrebocas o mascarilla en los espacios públicos, especialmente si son cerrados o concurridos.
• Mantener el distanciamiento físico de al menos un metro y medio con otras personas que no pertenezcan a nuestro hogar.
• Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, o usar gel desinfectante a base de alcohol.
• Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sucias.
• Cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable al toser o estornudar, y desechar el pañuelo inmediatamente.
• Ventilar adecuadamente los espacios interiores, y preferir las actividades al aire libre.
• Evitar los viajes no esenciales, y respetar las restricciones y los protocolos sanitarios de cada país.
• Consultar a un médico si se presentan síntomas de COVID-19, y aislarse en casa hasta recibir el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
• Notificar a las autoridades sanitarias si se ha estado en contacto con una persona confirmada o sospechosa de tener COVID-19.
• Vacunarse contra el COVID-19, si se tiene la oportunidad, y completar el esquema de vacunación indicado.

Estas medidas son fundamentales para proteger nuestra salud y la de los demás, y para evitar la propagación de la subvariante EG.5.1 y de otras variantes del virus. Asimismo, es necesario mantenerse informado sobre la situación epidemiológica y las recomendaciones de las fuentes oficiales y confiables, y evitar difundir noticias falsas o rumores que puedan generar pánico o confusión.

La subvariante EG.5.1 es un nuevo desafío que enfrentamos en la lucha contra el COVID-19, pero no es el único ni el último. Por eso, debemos actuar con responsabilidad y solidaridad, y seguir cuidando de nuestra salud y la de nuestra comunidad.

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